En Colombia, considerando el histórico del porcentaje del PIB destinado a la educación, se pude observar que este ha oscilado pocoentre el 1998 y el 2016, cuando pasó de 3,93% a 4,48% del PIB del país, con pequeñas oscilaciones para más o para menos a cada año. El pico de la inversión en educación como porcentaje del PIB fue en el año 2013, cuando llegó a 4,9%. Sin embargo, en el período analizado todavía se encuentra al menos el 1,1% abajo del 6 % del PIB - valor de referencia acordado por los Estados de América Latina y el Caribe para este indicador. En los años 2002 y 2009, los índices del gasto en educación en el país con relación al presupuesto total del gobierno nacional también crecieron, presentando los mismos comportamientos relativamente estáticos entre 2002 y 2016. Sin embargo, durante todo el período analizado en el estudio, los gastos en educación se mantuvieron por debajo del 20% del presupuesto público total (valor de referencia acordado por los Estados de la región para este indicador), alcanzando el 16% del presupuesto total del gobierno nacional en el 2016 y un valor máximo del 16,91% en el 2013 [sigue leyendo].

Dimensión de esfuerzo financiero público

Para medir el esfuerzo financiero en educación, se toma el gasto público en educación en proporción al Producto Interno Bruto (PIB) y al presupuesto total de cada país.

La relación con respecto al PIB estima la prioridad macroeconómica que tiene el Derecho Humano a la Educación en cada país, evaluando qué proporción de los recursos disponibles se está destinando a financiarlo frente a otros compromisos sociales. El valor de referencia es un mínimo del 6% del PIB en los países de América Latina y el Caribe, establecido en el Marco de Acción para la Educación 2030 y acordado por los Estados de la región en la Reunión Regional de Ministras/os de Educación de América Latina y el Caribe en Lima, Perú (2014). Este compromiso consta en la Carta de Lima, declaración final del evento.

La proporción del gasto educativo dentro del presupuesto público total mide su prioridad política, al comparar los recursos destinados a garantizar el derecho a la educación con el total de recursos empleados para cumplir todas las obligaciones del Estado. Respecto a este indicador, los Estados de la región acordaron, en dicha Reunión Ministerial de Lima, el compromiso en invertir el 20% del presupuesto público total en educación, valor este que tomamos como referencia.

Gasto público en educación como % del PIB

  • Gasto público en educación

  • /

  • PIB

Fuente: Instituto de Estadísticas de UNESCO (UIS).

Fecha de consulta: 9 de julio de 2018.

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Datos en millones de dólares a precios corrientes. Fuente: Cálculo cruzado entre Estadísticas sobre Educación e Indicadores de Desarrollo Mundial – Banco Mundial.

Fecha de consulta: 9 de julio de 2018.

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Datos en millones de dólares a precios corrientes. Fuente: Banco Mundial – Indicadores de Desarrollo Mundial.

Fecha de consulta: 9 de julio de 2018.

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Panorama Regional

Gasto público en educación como % del Gasto Total

  • Gasto público en educación

  • /

  • Gasto público total

Fuente: Instituto de Estadísticas de UNESCO (UIS).

Fecha de consulta: 9 de julio de 2018.

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Datos en millones de dólares a precios corrientes. Fuente: Cálculo cruzado entre Estadísticas sobre Educación e Indicadores de Desarrollo Mundial – Banco Mundial.

Fecha de consulta: 9 de julio de 2018.

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Fuente: Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Fecha de consulta: 9 de julio de 2018.

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Panorama Regional

Dimensión de disponibilidad de recursos

En esta dimensión se miden los recursos que los gobiernos tienen disponibles anualmente, para garantizar el derecho humano a la educación a cada niño, niña o adolescente en edad escolar. Se estima con respecto a toda la población en edad escolar, de manera que se incluyen no solo aquellos/as que están matriculados/as en el sistema público, sino también los/as que están estudiando en escuelas privadas o se encuentran fuera del sistema, considerándose la pre-primaria, primaria y secundaria.

El valor considerado como el mínimo ideal para este indicador en América Latina y Caribe es de US$7.033,60, tomado como el promedio de este indicador para la mitad de los países de menores ingresos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en el año 2010, considerándose la medición en dólares PPP constantes de 2011.

Los 17 países de menores ingresos de la OCDE en el año 2010 son: Francia, Italia, Nueva Zelandia, España, República de Corea, Israel, Grecia, Eslovenia, Portugal, República Eslovaca, República Checa, Hungría, Estonia, Polonia, Chile. México y Turquía.

Disponibilidad de recursos por persona en edad escolar

  • Gasto público anual en pre-primaria, primaria y secundaria

  • /

  • Población en edad escolar (pre-primaria, primaria y secundaria)

Datos en dólares PPP a precios constantes de 2011. Fuente: Cálculo cruzado entre el Gasto en Educación calculado a partir del PIB (Banco Mundial – Indicadores de Desarrollo Mundial) y la población en edad escolar, según datos del Instituto de Estadísticas de UNESCO.

Fecha de consulta: 9 de julio de 2018.

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Datos en millones de dólares PPP a precios constantes de 2011. Fuente: Cálculos propios a partir de Instituto de Estadísticas de UNESCO y Gasto Público en Educación calculado a partir de PIB (Banco Mundial – Indicadores de Desarrollo Mundial). Incluye el gasto no localizado por nivel educativo.

Fecha de consulta: 9 de julio de 2018.

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Fuente: Instituto de Estadísticas de UNESCO.

Fecha de consulta: 9 de julio de 2018.

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Panorama Regional

Dimensión de equidad en el acceso escolar

El acceso a la educación debe ser igual para todas las personas, independientemente de su clase social o nivel de ingresos. Por eso, esta dimensión mensura a cada año los niveles de desigualdad en la asistencia escolar de los/las estudiantes. En esta comparación se tienen en cuenta los datos de jóvenes de 13 a 19 años de la quinta parte más rica y la quinta parte con menos ingresos de la población que vive en las zonas urbanas de cada país.

Como dato de referencia se asume una brecha cero, es decir, se espera que no haya diferencia entre las tasas de asistencia escolar de estudiantes con distintos niveles de ingreso.

Brecha de desigualdad en asistencia escolar

La primera columna (quintil 5) se refiere a la quinta parte más rica de la población analizada, y la segunda (quintil 1) corresponde al 20% con menos ingresos de la población analizada.

Fuente: CEPAL. Fecha de consulta: 9 de julio de 2018.

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Panorama Regional

Comentarios generales

Por Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación y el investigador Jaime Vizcaíno

Con respecto a la variación del porcentaje del PIB que se ha gastado en educación en el período analizado, se puede explicarla por el periodo de revolución educativa del gobierno de Uribe Vélez, que priorizó el aumento de cobertura como estrategia educativa. Por su parte, a partir de 2009 se exige una mayor inversión en calidad, lo que hace aumentar el gasto educativo en 0,8% del PIB y mantenerlo alrededor de 4,5% hasta la actualidad.

A su vez, los datos de la dimensión de equidad reflejan las políticas de gasto del país, que se han concentrado en fomentar el acceso a la educación primaria, pero no a la secundaria, por lo cual los promedios de asistencia por quintiles de ingreso se han mantenido relativamente constantes a lo largo del periodo analizado.

Según el informe más reciente de la OCDE, “Colombia actualmente enfrenta dos retos cruciales: cerrar las brechas existentes en términos de participación y mejorar la calidad de la educación para todas y todos. Las desigualdades comienzan a temprana edad; muchos niños desfavorecidos nunca van a la escuela, o no empiezan a tempo o asisten a instituciones de menor calidad. Las diferencias resultantes en términos de nivel de estudios alcanzados son abismales. Las expectativas de vida escolar de las y los estudiantes con las peores condiciones de pobreza son de solo seis años, en comparación con 12 años de las y los más ricas/os; solo el 9% se matricula en educación superior, en comparación con el 53% de las y los pertenecientes a las familias más acaudaladas”.

Es importante subrayar que la pobreza y la desigualdad siguen siendo retos considerables para Colombia, donde el PIB per cápita es menos de la tercera parte del promedio de la OCDE: US$ 10.303 en cuanto a la paridad de poder adquisitivo (PPA) comparado con el promedio de la OCDE (US$ 35.453) y está muy por debajo del de México (US$ 17.125) (OCDE, 2014). Aproximadamente uno o una de cada tres colombianas/os vive en condiciones de pobreza (33%), una cifra mayor a la de cualquier país de la OCDE y considerablemente superior al promedio de la OCDE del 11% (OCDE, 2015). La desigualdad total, según el índice de Gini, es muy alta (0,539) y comparable con la de países como Haití, Honduras y Sudáfrica (Banco Mundial, 2015).

Asimismo, los altos niveles de informalidad laboral dificultan los esfuerzos para reducir la pobreza en el país. Aunque la tasa de empleo global de Colombia (76%) está ligeramente por encima del promedio de la OCDE (73%), casi el 70% de la fuerza laboral está empleada en la economía informal (OCDE, 2015b). La informalidad, además de limitar el acceso de los ciudadanos y ciudadanas a las prestaciones sociales, recorta la base tributaria del gobierno. Este fenómeno es particularmente alto en sectores como la agricultura y la construcción (OCDE, 2015). Mejorar las capacidades, los vínculos con el mercado laboral formal y generar sistemas de contratación laboral justos, serán importantes para reducir la informalidad, disminuir las desigualdades y fortalecer el crecimiento y la productividad.

Se hace necesario subrayar también que el conflicto interno colombiano ha tenido un impacto decisivo en todos los aspectos del desarrollo económico y social del país, incluida la educación. Los niveles de violencia han disminuido drásticamente; sin embargo, la tasa de homicidios del país (31 por 100.000 personas en el 2012) sigue siendo alta. Una cuarta parte de los municipios tuvo tasas altas de violencia en el 2013, amenazando la seguridad de las comunidades y las instituciones sociales, incluidas las escuelas y colegios.

La niñez, las familias y las comunidades de las áreas con altos índices de violencia y conflicto armado están expuestas a amenazas, muerte, reclutamiento forzado para la guerra y exclusión del sistema social y educativo (UNICEF, 2012). Las oportunidades educativas en zonas de conflicto y para las personas desplazadas son limitadas, y en algunas partes, nulas. Se estima que 5,7 millones de personas, en su mayoría indígenas o afrocolombianas, han sido desplazadas debido al conflicto armado desde 1985 (ACNUR, 2015). En 2013, se registraron como desplazadas/os cerca de 110.000 estudiantes, una cifra cuatro veces mayor que la del 2005 (MEN, 2015).